Jicarazos / Redes sociales, arma de doble filo

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Karla García

Las redes sociales, además de entretenidas, son armas de doble filo. Su maravillosa ventaja de llegar a más personas es contraproducente si publicamos algún desacierto o nos graban en una situación incómoda para luego entregarnos a los brazos de una turba digital enardecida; especialmente, si el autor del hecho es un servidor público.

Ejemplo de ello fue lo que sucedió con Karla Daniela Ramos Reyes, removida de su cargo como directora de la Clínica de la Mujer Oriente, en Tuxtla Gutiérrez, por publicar un video de tik tok en sus redes sociales, en el cual se hacía referencia a las muertes por coronavirus que la comunidad feisbuquera interpretó como una mofa hacia las víctimas de la pandemia.

Y es que, cuando pensamos en tik tok, lo primero que nos viene a la mente son playbacks de chistes, diálogos sosos y cualquier actuación que sirve de mero entretenimiento. Sin embargo, la aplicación también es utilizada por algunos políticos para difundir sus actividades legislativas o gubernamentales.

Las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras, se han convertido en extensiones de uno mismo y su uso depende del propósito que les demos. Al respecto, ¿será que la doctora Karla Ramos utilizó tik tok no para mofarse, sino para manifestar, a manera de sarcasmo, la sensación de hartazgo que vive un trabajador de salud? Pues si usted ha recorrido el filtro sanitario ubicado en el centro de la capital del estado, es notorio cómo la gente no entiende que si sale a la calle debe hacerlo con las medidas de protección ante el virus, ya que por no acatar las recomendaciones los números de casos positivos en Tuxtla Gutiérrez ni bajan ni se mantienen.

Tanto compañeros de trabajo como pacientes han reconocido el desempeño profesional de Ramos Reyes. En su labor durante la pandemia emitió diariamente órdenes de pruebas para COVID-19 y llevó el control oportuno de los 22 filtros sanitarios instalados en el centro de la ciudad, razón por la que fue muchas veces entrevistada por reporteros de diversos medios.

Sin embargo, su destacado trabajo no fue suficiente para mantenerla en su puesto; un video tik tok y el linchamiento de la doble moral de nuestra sociedad fueron más poderosos que el conocimiento y la ardua labor de una de las pocas funcionarias municipales enfocadas en cumplir con el cargo público.

Entonces, ¿pueden correr a un funcionario por una publicación en redes sociales o un tik tok? En esta era digital, sí. Se pueden despedir a funcionarios. Incluso cambiar políticas públicas de nivel internacional. Las redes sociales se han convertido en medios oficiales de información, tan importantes como un documento foliado con sello de despachado. El Gobierno de México teme a los tuits de Donald Trump. En junio de 2019, el mandatario estadounidense amenazó vía Twitter en subir los aranceles de productos mexicanos al cinco por ciento si México no detenía el flujo de personas indocumentadas. Al poco tiempo, la Guardia Nacional se presentó en la estación migratoria Siglo XXI en Tapachula para detener la primera caravana migrante. Todo eso con el poder de un tuit.

Un servidor público o alto funcionario de gobierno debe saber manejar sus redes sociales, entender el comportamiento de las mismas y tener muy claro que además de alcanzar diversos públicos, también expone sus errores al publicar cosas personales que no sean congruentes con sus funciones.

En definitiva, el video subido por la doctora Ramos, por la razón que lo haya hecho, le costó el puesto; fue tan grave para la sociedad y para la imagen del gobierno municipal que una disculpa pública no habría sido suficiente para enmendar semejante atrocidad. Manifestó una acción contradictoria a su profesión y a su encargo político al quitarse los guantes, los lentes y el cubrebocas, aún con el uniforme puesto, y en uno de los puntos de revisión del filtro sanitario; fue tan poco ético y profesional que hasta parecía a propósito, ¿no creen?

El video tik tok de la doctora Karla Ramos, más que evidenciarse como una funcionaria ociosa, deja en manifiesto que, al igual que la población, el personal médico está harto, cansado y tiene ganas de tirar la toalla ante tanta indiferencia de la gente y de muchos otros funcionarios que tampoco entienden y hacen caso omiso a las recomendaciones.

Dichos funcionarios, en el peor de los casos, declaran estupideces como que “el mole de guajolote cura el coronavirus”, o presentan amuletos de protección contra el COVID-19 diciendo “detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo” o, de plano, humillan al personal de salud en plena pandemia, denigrando otros oficios, al decir “personal médico que tenga miedo al coronavirus que se vaya a vender tacos”. Y a ellos, lamentablemente, nadie los corre.

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