Enfatizaron que son necesarias políticas públicas que ofrezcan alternativas al aborto. / Foto: Alfredo Pacheco

-La iglesia se pronunció contra la SCJN y señala que su legalización llevan a las mujeres a considerarlo como una solución sin atender el verdadero problema

Alfredo Pacheco / Bitácora Sur

Tuxtla Gutiérrez.- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) señaló que despenalizar el aborto normaliza la cultura del descarte y se pronunció en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por la resolución que garantiza el poder abortar en cualquier centro público de salud federal, a cuyo personal médico también protege al quedar libre de castigo por practicar dicho aborto.

Los obispos de México señalaron que dicha resolución deja sin responsabilidad a las autoridades y a la sociedad en su conjunto del cuidado y protección de toda vida humana, ya que al legalizar el aborto se desgastan los cimientos del estado de derecho, se distorsiona el concepto y la práctica de los derechos humanos.
Agregaron que toda vida humana, desde su concepción hasta la muerte natural, es digna independientemente de sus condiciones y eventualidades; además de que las diferentes circunstancias de la vida no aumentan ni disminuyen la dignidad de cada persona.
En ese sentido, indicaron qué, cuanto más débil, indefensa y vulnerable es una persona, más requiere de los esfuerzos solidarios y subsidiarios para su cuidado por parte de la sociedad y del estado; tal es la condición particular de las personas humanas nacientes y de las mujeres gestantes.
Destacaron que dicha situación se enfatiza de manera particular aquellas que se encuentran en un contexto de mayor vulnerabilidad a causa de diversas violencias y desventajas sociales.
“Una sociedad que acoge la vida debe cuidar todas las vidas, la de la mujer y la de la persona humana naciente, su protección debe ser procurada por el estado y por las instituciones de la sociedad civil”, sostuvieron.
Asimismo, señalan que se debe dar especial atención a los menos favorecidos. Esto requiere un auxilio solidario y subsidiario a las familias, madres solteras, niños y niñas huérfanas o en abandono; de una educación afectiva sexual integral y la búsqueda de ejercicios de paternidad responsables.
Recalcaron que esto también demuestra la necesidad de políticas públicas que deben de ser promovidas pluralmente para procurar que siempre se disponga de alternativas concretas, posibles y honrosas al aborto provocado.
“De otra manera la legalización del aborto provocado significa el reconocimiento de la impotencia estatal y de la sociedad civil organizada ante las causas que llevan a las mujeres a considerar el aborto como una solución sin atender aquello es el verdadero problema” dijeron para finalizar.

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