Fiestas patrias deben llevarnos a reflexionar

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-Los Obispos de México señalan que varios de los ideales y aspiraciones del movimiento de independencia quedaron pendientes e inconclusos

Alfredo Pacheco / Bitácora Sur

Tuxtla Gutiérrez.- La Iglesia Católica señaló que las fiestas patrias por el movimiento de independencia debe llevarnos a reflexionar como sociedad, pues varios de los ideales y aspiraciones que lo impulsaron quedaron pendientes e inconclusos.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), señaló que los motivos por los que muchos lucharon hace 213 años no se cumplieron o se olvidaron pronto y estas fechas deben ser más una oportunidad de reflexionar que una celebración “patriótica” y triunfalista.

En ese sentido, los obispos de México expusieron que tristemente en nuestra patria tanto la injusticia, la desigualdad, la corrupción, y la falta de dignas condiciones de vida aún son una realidad para una gran parte de la población.

Indicaron que no puede negarse, que el proceso de la independencia mexicana fue un movimiento político y social con profundos intereses religiosos. / Foto: Alfredo Pacheco

Asimismo, recordaron que el papel que jugó tanto la Iglesia como el clero católico, en la guerra de independencia, fue fundamental, debido a su influencia, su prestigio y, sobre todo, su plena integración y compromiso con la sociedad, los que hicieron imprescindible su colaboración.

“Muchos miembros del clero secular y regular criollo, inconformes, entre otras causas, por las injusticias y desigualdades, se mostraron partidarios de la independencia. Destacan, entre muchos otros, como sabemos por la historia, los curas párrocos Miguel Hidalgo, José María Morelos, y varios otros, quienes iniciaron y encabezaron una lucha armada en defensa de la religión católica, y contribuyeron a forjar la nueva patria mexicana” aseveró la CEM.

Para finalizar, indicaron que no puede negarse, que el proceso de la independencia mexicana fue un movimiento político y social con profundos intereses religiosos que, dentro del dramatismo de los hechos y sus excesos y abusos, constituye una herencia noble y rescatable que se debe valorar, agradecer y hacer vigente.

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