Llama iglesia a frenar la deforestación y a cuidar el agua

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Monseñor José Francisco González González indicó que existen leyes que obligan a reforestar tras la tala de árboles, pero lamentó que no se apliquen con eficacia. / Foto: Alfredo Pacheco 
-El arzobispo de Tuxtla señaló el avance del crimen organizado en el trafico de recursos naturales
 
Alfredo Pacheco / Bitácora Sur 
Tuxtla Gutiérrez.- La Iglesia católica en Chiapas expresó su preocupación por el deterioro ambiental en el país y llamó a la sociedad y a las autoridades a asumir con responsabilidad la protección de los recursos naturales, particularmente frente al creciente interés del crimen organizado por su comercialización.
 
Durante su conferencia de prensa dominical, el arzobispo de Tuxtla, Monseñor José Francisco González González, advirtió que la deforestación no sólo continúa, sino que en muchos casos está impulsada por intereses mafiosos, lo que agrava las condiciones del cambio climático y pone en riesgo el acceso al agua.
 
“Antes siempre había agua, y quien carecía era la excepción. Hoy, muchas comunidades ya no tienen acceso al agua por la deforestación. A menor arbolado, menos lluvia, y con menos lluvia, los terrenos se desertifican”, alertó monseñor, y recordó que una posible escasez prolongada podría derivar en conflictos. “Las guerras del futuro —dicen— no serán por petróleo, sino por el agua. Es un recurso vital que debemos cuidar”.
 
El arzobispo indicó que existen leyes que obligan a reforestar tras la tala de árboles, pero lamentó que no se apliquen con eficacia. “Si alguien corta un árbol y siembra tres, en 20 o 30 años sus hijos tendrán madera sin necesidad de agotar los recursos. Pero eso no se cumple”.
 
Sobre los programas gubernamentales de reforestación, criticó que iniciativas como “Sembrando Vida” hayan provocado la destrucción de árboles nativos para sembrar otros que no lograron adaptarse, afectando así los ecosistemas. “La intención era buena, pero la ejecución no. Se destruyó lo que ya estaba y no se logró un mejor ambiente”.
 
Asimismo, rescató la idea de los bonos de carbono, impulsada por anteriores gobiernos, como una medida que podría ayudar tanto al medio ambiente como a las familias campesinas. “Muchos talan por necesidad, para hacer carbón y poder comer. Pero eso no los saca de la pobreza. Se requiere un círculo virtuoso, que beneficie a todos”.
 
La Iglesia reiteró su llamado a una reflexión colectiva y urgente para revertir el deterioro ambiental. “El cambio climático nos afecta a todos. No se trata sólo de leyes o programas, sino de conciencia. No podemos seguir usufructuando los recursos de manera desordenada”, dijo para finalizar.

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