PUNTO DE FUGA
Alfredo Pacheco
Opacidad en el manejo de las cuotas de inscripción escolares
“La educación es libre y gratuita” es un principio fundamental que establece el derecho de todas las personas a recibir educación sin impedimentos económicos ni de libertad de pensamiento; no obstante, al revisar los requisitos de inscripción, nos encontramos con la leyenda: “Solo depósitos en efectivo, no se aceptan transferencias”, que acompaña los números de cuenta entregados a los padres de familia para depositar las cuotas “voluntarias” en las escuelas de los diversos niveles educativos.
Desde el jardín de niños hasta la universidad, los padres de familia hacen estos depósitos y entregan el comprobante original a los encargados del trámite de inscripciones; en algunos casos, al comité de padres de familia y, en instituciones de nivel superior, a los administrativos.
Este esquema de pagos en efectivo a una cuenta a nombre de la escuela o de algún integrante del comité de padres de familia se presta a la opacidad en el manejo de los recursos que ingresan por concepto de inscripción cada ciclo escolar.
Por poner un ejemplo: si una primaria tiene tres grupos por grado —A, B y C—, son 18 grupos con al menos 30 alumnos por grupo. Esto da un total de 540 estudiantes y, si cada uno paga $600 pesos, la suma asciende a $324 mil pesos. Una cantidad considerable que, en muchos casos, no se declara ni ante los padres de familia ni ante las autoridades hacendarias.
Señalo lo anterior ya que, año con año, me ha tocado cubrir denuncias de padres de familia de diferentes instituciones educativas, quienes se inconforman y se pronuncian porque, generalmente, hay inconsistencias en la comprobación de en qué se gastó el recurso de las cuotas de inscripción.
Es una gran realidad que las cuotas de inscripción se utilizan para pagar servicios como agua potable, energía eléctrica y otros insumos necesarios para el funcionamiento de las escuelas, los cuales no son cubiertos con el presupuesto asignado y, por lo tanto, deben ser absorbidos por los padres de familia que tienen hijos en dichas instituciones educativas.
La opacidad y discrepancias en el destino de los recursos se agravan con el auge de las “factureras”, ya que muchos vivales se han valido de estas para presentar comprobantes de pagos de bienes o servicios que nunca llegaron a las escuelas.
A esto se suman las llamadas “cooperaciones voluntarias”, cuyo manejo tampoco es del todo claro y que, en muchas ocasiones, sirven para estigmatizar o discriminar a los estudiantes que no las aportan.
Urge que las autoridades educativas y hacendarias, tanto a nivel federal como estatal, establezcan normativas claras para el pago de las cuotas de inscripción, de manera que las escuelas aprovechen verdaderamente estos recursos que aportan los padres de familia cada ciclo escolar.
Como dice el dicho: “no hay dinero que alcance”, y si esta situación no se regula, seguirá siendo un lastre que afecta al verdadero aprovechamiento de la muy golpeada educación pública.
PERSPECTIVA
Papeleros señalan que, a días de la última semana de ventas escolares, la comercialización de útiles no repunta como en años anteriores. Consideran que esto se debe a la competencia desleal de tiendas chinas que ofrecen artículos de mala calidad a muy bajo precio, lo que los convierte en una opción atractiva ante la golpeada economía actual.
¡Hasta la próxima!