Cuando el oficio se vuelve trinchera

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A TODAS LUCES
Karla García

Cuando el oficio se vuelve trinchera

Cada persona aporta algo a la humanidad, sea bueno o malo, a favor o en contra de algo o de alguien. Sin pretenderlo o con toda intención. Nuestras palabras y acciones pueden impulsarnos o hundirnos; siempre trascienden de alguna manera, y es ahí donde radica un poder inherente en cada individuo: el de transformar la realidad de otra persona.
Hace una semana vinieron a Tuxtla Gutiérrez dos de los cuatro conductores del programa de Canal 22 “La dichosa palabra”, el cual tiene 23 años al aire: Laura García Arroyo y Eduardo Casar. Laura compartió con el público algo que parece sencillo, pero es de suma importancia y, aunque parezca obvio, para mí fue revelador.
García Arroyo explicó que la capacidad de nombrar influye en la manera en que las personas perciben la realidad y actúan frente a ella. Expuso que incluso un detalle mínimo, como un defecto físico mencionado, transforma la atención del interlocutor. “Basta que yo lo nombre para que ustedes no dejen de verlo”, dijo.
Agregó que algo similar ocurre cuando se le advierte a un niño sobre un obstáculo: al hacerlo visible, este adquiere relevancia en su pensamiento y comportamiento.
La escritora, española de nacimiento y nacionalizada mexicana, afirmó que el lenguaje es una herramienta para comprender no solo el entorno físico, sino también el mundo interior de cada persona. “Para saber quiénes son ustedes por dentro, necesito que me lo cuenten”, expresó.
Por su parte, Eduardo Casar explicó que el lenguaje cotidiano permite reconocer el mundo y relacionarse con él, pues enseñar a nombrar el entorno es un acto fundamental en la formación de cualquier persona. Ejemplificó con la enseñanza de la sobrevivencia en la naturaleza, donde cada planta, sonido o señal debe identificarse correctamente para interpretar riesgos o tomar decisiones.
Por tanto, digas lo que digas y hagas lo que hagas, causarás un efecto en la sociedad. Día a día tratamos con personas todo el tiempo y eso significa que los demás también tienen un efecto en nosotros.
Comprender esto implica aceptar que cualquiera que sea nuestro oficio, este puede convertirse en una trinchera, una desde la cual lograr un cambio en cualquier aspecto. En ese sentido, esa es la esencia del quehacer periodístico: nombrar las cosas para que sean visibles, dar luz a aquello que está oculto, buscar evidencias de lo que otros dicen y, a partir de ello, permitir que quien lee reflexione y tome acción.
Debo confesar que, pese a mis 20 años de ejercer la profesión de la comunicación, jamás había encontrado un motivo tan fuerte para regresar a un sueño que inicié en 2019 y abandoné meses después, en 2020: escribir una columna de opinión.
Sin embargo, cuanto más me he involucrado en el oficio periodístico, más difícil ha sido guardar silencio. Es complicado leer denuncias, revisar notas nacionales o experimentar directamente las consecuencias de las decisiones públicas sin sentir la necesidad de opinar. Entendí que callar también es una postura.
Fue entonces cuando decidí, motivada por las palabras de los conductores de “La dichosa palabra”, crear este espacio de opinión y ejercer el derecho y el poder de mi propia voz, con base en la experiencia que he acumulado en la comunicación y en el periodismo. Hoy la inauguro como mi trinchera, en honor a todo aquello que ayude a mirar, comprender y entender desde un género periodístico distinto al que estoy habituada.
Bienvenidos y gracias por leerme en A todas luces.

PRISMA. Un día leí una nota en internet sobre el hallazgo de una joven en Estados Unidos que llevaba muerta en su departamento desde hacía un año. Muchas preguntas saltaron a mi mente: ¿cómo es posible que ningún familiar o amigo la hubiera visitado en todo ese tiempo? Al parecer, vivía sola y encontraron que la única “interacción” que tenía era con un chat de inteligencia artificial. Se supo que tenía trastornos alimenticios influidos por esas conversaciones con la IA. Sentía culpa de comer.
Esa nota fue el primer llamado para regresar a escribir columna, para comentar este tipo de temas con un tono más reflexivo. Porque aunque muchos asuntos giran en torno a la política, hay otros que buscan crear conciencia en lo individual y en lo colectivo. Por eso nace este proyecto.
¡Hasta el siguiente comentario!

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